"Amar a Dios, amar al prójimo: éste es el objeto de mi misión." (Fco. Palau. MRel 12,2)

miércoles, julio 14

Desde Guatemala (II): MISIO-QUÉ???. M-I-S-I-O-N-E-R-O!!!!!

El segundo apelativo que aparece en nuestro nombre es el de “MISIONERO”, y eso me recuerda el mandato del Señor a sus discípulos antes de partir al cielo, el de extender a todas las gentes el mensaje de Jesús y su Reino; era algo tan grande lo que ellos habían vivido, que era imperativo el extender a toda la humanidad la buena noticia de la salvación. Es decir, lo de misionero corresponde en términos generales a todo cristiano, a todo bautizado, a TODOS.

Pero los Seglares, además de esa característica dicha, llevamos el apelativo de...



 “misioneros” de manera particular, por nuestro origen en el seno de las CARMELITAS MISIONERAS, congregación fundada por el BEATO FRANCISCO PALAU. Hacer una revisión de la vida del P. Palau es algo que ya hemos hecho de alguna manera, en nuestro encuentros y celebraciones en torno a su persona, y constatamos en su biografía un gran celo por la evangelización de los pueblos, por la formación de las conciencias seglares de la época, especialmente del mundo obrero y campesino y por la predicación de la Palabra de Dios usando los medios de comunicación social. El p. Palau es un misionero, que saliendo de su casa, y luego –por los avatares del destino- de su convento, se convierte en un predicador itinerante, a la manera de Jesús. Su intención de fundador responde a su sensibilidad apostólica, queriendo llevar las riquezas del Carmelo a los más necesitados, para eso eran sus frailes y sus monjas, siendo ellas las que siguieron su proyecto misionero.

Pero ¿cómo somos misioneros los Seglares? Considerando el ejemplo del P. Palau, somos misioneros desde el momento que caemos en la cuenta de ser AUTÉNTICAMENTE CREYENTES, cristianos verdaderos y convencidos, seguidores alegres de Jesús. Si no se tiene eso no se puede ser misionero, porque nadie puede dar de lo que no tiene. En segundo lugar somos misioneros porque hay un impulso fuerte por salir de nuestras casas, de nuestras rutinas, de nuestros egoísmos y limitaciones para COMPARTIR desde nuestra pobreza, dando con gozo lo que tenemos y aún aquello que nos hace falta, dígase, algo material, el tiempo, la disponibilidad y la generosidad. Somos misioneros porque hemos sabido algo de Jesús, que ha transformado nuestra vida y lo queremos DAR a otros, para que ellas y ellos también puedan con nuestro testimonio aceptarle, amarle y seguirle. Ser misionero para nosotros es estar COMPROMETIDOS con su causa, la liberación de toda clase de esclavitudes y opresiones, haciendo nuestro el proyecto del Reino, aquí en este mundo y desde ya. Somos misioneros porque HACEMOS PRESENTE A JESÚS allí donde estamos queremos ser sus ojos que miran, sus oídos que escuchan, sus manos que acarician, sus brazos que acogen, sus pies que caminan, su corazón que ama. Por eso somos “misioneros”.

(Próxima entrega: "Ser Seglar...")
Por Francisco Melgar
                                                                                                        
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